¡Hola! Soy Patricia, maestra infantil de formación y emprendedora de zapatería infantil de vocación. Muchos papis y mamis llegáis a mi tienda preguntando cuándo poner el primer zapato a vuestro bebé. No soy profesional de la medicina, pero te hablaré desde la experiencia de una madre de 3 (sí, tres) hijas, con más de 10 (sí, diez) años de experiencia trabajando con marcas especializadas en niños y niñas.
Lo primero que te diré es que lo importante de un zapato es que los modelos sean cómodos y adaptados a cada una de las etapas. De eso y de la calidad que el pie de tu peque necesita, sí que sé mucho; porque los especialistas suelen coincidir en recomendar un pie descalzo para favorecer el desarrollo y eso es lo que buscamos en el primer zapato (y los siguientes) mientras el bebé gatea.
Suela fina, antideslizante y ancha
Para el primer zapato de tu bebé, la suela tiene que ser fina para que el pie sienta el contacto con el suelo y antideslizante para evitar caídas, además de ancha por delante para favorecer la movilidad y crecimiento del pie. Que sea un zapato de calidad, sin costuras molestas en el interior y transpirable es lo más conveniente, preferiblemente con plantillas extraíbles.
En cuanto a la edad, cada peque es un mundo, pero a partir de los nueve meses es habitual que los bebés comiencen a ponerse en pie e intentar caminar, muchas veces desplazándose cogidos de los muebles de la casa. ¿A ti también te ha pasado o te está pasando?
Es normal, por eso debemos estar ahí para ofrecerles seguridad y asegurarnos de elegir el calzado correcto que favorezca su estabilidad, porque pronto tendrás que correr detrás de él por toda la casa. Es en esta etapa cuando se recomienda ya una suela más gruesa y resistente, además de sujeción a través de los contrafuertes.
En líneas generales, siempre digo que un calzado ligero, flexible y amplio favorecerá el crecimiento libre del pie y su buen desarrollo, promoviendo una pisada firme y equilibrada, al tiempo que protegemos (y abrigamos cuando es necesario) los pies de los pequeños.
Cambiamos los zapatos, pero no intercambiamos
Por último, quiero destacar lo fundamental que es sustituir el calzado infantil en el momento en el que quede justo. Los niños y niñas crecen muy rápido y es habitual que un zapato haya que cambiarlo a los pocos meses, pero estaremos fomentando su crecimiento y buen desarrollo.
Ah, y por supuesto, nunca, nunca, nunca compartas el zapato, ya que los peques van moldeando el calzado y este, si es bueno, se adapta a su pie. Por eso, no pueden intercambiarse.
¡No dudes en pasarte por mi tienda en el centro comercial Porto Pi de Palma de Mallorca para ayudarte a encontrar ese primer zapato ideal para cada momento y para cada ocasión de tu bebé!